Match 1.5

¿¡Qué pasa chaval!? Me han dicho que el otro día tuviste un problemilla.

¿Un problemilla? Un gran problema diría yo. Todavía me duele si me roza la ropa.

Cuéntame, cuéntame. A ver que me entere como fue.

Usted sabe perfectamente como fue. ¿Se está cachondeando de mí?

No, no, que va. Si, es verdad que sé lo que te paso, pero estas personas no lo saben y, personalmente, resulta muy gracioso.

Lo será para usted…lo cuento si corta ya esa sonrisa sibilina.

Vale, vale. Ya lo dejo…cuenta.

Pues estaba la otra mañana muy tranquilo tomando café en un bar, cuando repentinamente dos tremendos estruendos hicieron estremecerse los edificios y temblar los cristales. Parecía que se iban a romper y nos asustamos un poco…Ya está, solo eso.

No, cuéntalo todo.

Me tiré encima el café y, además de fastidiar una camisa de sesenta euros, me he quemado la barriga.

Es que hay que estar alelado.

¿Qué pasa? ¿Es que usted no se asustó?

Me lleve un pequeño sobresalto, pero nada más. Pero cuenta, ¿qué paso después?

Pues que los graciosillos de turno empezaron a extender rumores de bombas aquí y explosiones allá. La gente se inquietó y empezó a colapsar las líneas de teléfono llamando a diestro y siniestro para comprobar que estaba todo en orden.

Y todo eso por un avión a reacción que rompió la barrera del sonido. Lamentable.

Pues que sepa que voy a demandar al Ministerio de Defensa por daños morales y físicos.

¿Qué eres estadounidense?

Es que Don Bartolomeo…eso se avisa. Un avión no puede ir a match doscientos mil sobre una población sin prevenirlo.

¿Y cómo? ¿Qué culpa tiene nadie? Imagínate que te prestan un formula uno y te dan una pista en la que puedes correr lo que quieras. Tarde o temprano pisas el acelerador, aunque sea un poco, para ver que es lo que puede hacer.

Pues también es verdad. Por cierto, se ha muero Paul Newman. Una pena ¿no?

Pues sí, una pena.